PLANCHAS, Marta Lanzuela

El origen de la plancha se ubica aproximadamente en el siglo IV a.C. En occidente se comenzó a usar un alisador de vidrio, mármol o madera, que se utilizaba en frío y se realizaba en la ropa el empleo de la goma de almidonar que no permitía trabajarse en caliente. Esto se empleó hasta alrededor del Siglo XV. En el Siglo XVII aparece la cita del término plancha. Y las primeras planchas,  generalmente realizadas en hierro, se calentaban al fuego. Hay documentos que indican que los chinos utilizaban un recipiente de lata, que contenía brasas y poseía un mango. Posteriormente apareció la plancha hueca que se cargaba de brasas, denominada también plancha a carbón. En el Siglo XIX aparecieron las planchas de lavandería que se calentaban sobre fogones en un principio, hasta que se comenzaron a aplicar otros métodos, como el agua caliente, gas o alcohol. En 1882 apareció la primera plancha eléctrica, y al año siguiente (1883) la máquina de planchar, un artefacto voluminoso de uso comercial. Y el 6 de junio de ese mismo año, el estadounidense Henry W. Seely inventó y patentó la primera plancha eléctrica, aunque en ese momento, todavía no estaban instaladas las redes eléctricas en los hogares. En 1924, Joseph W. Myers inventó la plancha eléctrica de termostato. En 1926, en Nueva York, la empresa Elder Co. sacó a la venta la plancha de uso doméstico a vapor. Primitivamente la plancha era de hierro, más o menos triangular, lisa y acerada por debajo, y se calentaba directamente en el hogar o en la estufa. La de sastre era pesada y voluminosa, y se cargaba con carbón encendido. La eléctrica es calentada por una resistencia interior; el fondo es de acero fundido pulimentado, y la tapa superior, una chapa de acero niquelada. Es muy 

ligera y mediante un reóstato puede variarse su temperatura para los distintos tipos de tejidos (140 a 280º C). En la de vapor, el calor de la resistencia de caldeo evapora el agua que lleva en su interior, y el vapor sale por su parte inferior y se introduce en la ropa.