La bicicleta es un invento relativamente reciente, pero con una larga trayectoria. De hecho, la historiografía recoge referencias a artilugios más o menos semejantes a nuestra bici en civilizaciones antiguas de Egipto y China.
Sin embargo, el concepto de esta máquina se debe a todo un genio del Renacimiento, el italiano Leonardo da Vinci. Éste concibió con todo detalle el artilugio que hoy nos es tan familiar. Da Vinci es autor de planos, dibujos y bocetos sobre todos y cada uno de los elementos fundamentales (cadena, ruedas con radios, sillón, cuadro y dirección) de lo que hoy conocemos. Los materiales de los primeros prototipos era la madera. El siguiente paso fue aligerar ruedas y cuadros fabricándolos en hierro. Después llegó el acero hasta llegar a las bicicletas de aluminio y fibra de carbono actuales que aligeran mucho el peso de las bicicletas.
Una de las innovaciones más importantes fue el cambio de marchas, que permitió triplicar la velocidad que se podía conseguir y sobre todo superar las cuestas de forma más sencilla.
Mi abuelo siempre me ha contado que se trasladaba a trabajar en bicicleta porque era el medio de transporte que tenía en ese momento y me enseñaba fotos de la época con su bicicleta.
Por lo que, decidí hacerlo sobre este medio de transporte.
Me parece interesante porque ha sido muy utilizada en todos los tiempos incrementándose últimamente dado que es un medio económico, divertido, útil y ecológico de desplazamiento, con el que te puedes trasladar tanto en las ciudades como en las zonas rurales. Si se cambiase el coche por la bici mejoraría la condición física de las personas además de reducir la polución, la congestión del tráfico, aumento de la calidad de vida al descender los gases y la contaminación acústica.
En definitiva, sinónimo de vida sana.
Por último, durante la búsqueda de información he encontrado una frase que me ha gustado mucho y quería plasmarla: “la bicicleta es el primer vehículo de la historia impulsado por el motor de la vida: el corazón”.
Clara Clemente
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