lunes, 17 de noviembre de 2014

ÚTILES Y ACCESORIOS DEL HOGAR DE 1870 A 1930, por Felipe Cabañas

Mis tatarabuelos pertenecían a las clases populares. Eran campesinos, labradores con tierras propias, de secano y regadío en el Rincón de Ademuz.
Comienzo la vuelta al pasado con este reloj de mis tatarabuelos de finales del siglo XIX.
La caja o ratera es de madera y el mecanismo muy sencillo. Está retocado porque antes la esfera era de papel y al restaurarlo, lo pintaron. El detalle del gallo, en el péndulo, es lo que más me gusta.
Los objetos que he encontrado, los voy a ir clasificando según su ubicación en la casa. Comenzaré por la cocina, por la loza.
Estas son unas fuentes que mi tatarabuela utilizaba para servir la comida en las ocasiones especiales. Son de cerámica valenciana blanca decorada con motivos florales y se hallan en bastante buen estado. Decidí investigar su datación. Resultó difícil porque solo tenía “marca de fábrica” una de ellas. MG - M.G. Melchor Gimeno Cases. Documentado en 1898. Manises. El resto, supongo, que por el parecido serán también cerámica de Manises.
Continuamos en la cocina, pero ahora nos ponemos a guisar. Después dejo la cocina y me centro en cómo se iluminaban en aquella época. No había electricidad, así que utilizaban candiles y candilejas de aceite o petróleo. Estaban hechas de latón abarquillado, que tenía por delante un pico y por detrás un mango a cuyo extremo se unía una varilla de hierro con un garabato que servía para colgarlo. Dentro de aquel vaso se ponía otro más pequeño de la misma forma que se llama candileja en la cual se echaba el aceite y se metía la torcida de algodón o lienzo cuya punta salía por el pico y es la que encendida ardía y daba luz. Los candiles pequeños tienen forma de cucharón, con una parte llena de aceite la cual se enciende y alumbra. 
La primera red de alumbrado público urbano se inauguró en Gerona en 1886 y tardaría años en llegar a Ademuz.
La ropa no era muy abundante. Las mujeres preparaban su ajuar y lo guardaban en baúles como este. Los embellecedores se hacían con el interior de las latas de conservas. Se fabricaban de madera. Por dentro, se forraban con papel decorado.
Por último, algunos objetos curiosos relacionados con las aves, como la jaula para perdigachos. La base está hecha con cuerda trenzada para evitar que la perdiz macho se haga daño. Esta jaula se llevaba a cazar. Los cazadores la colocaban en un lugar visible mientras ellos se escondían. La perdiz macho cantaba y atraía a otras perdices que los cazadores cazaban.
VALORACIÓN DE LA EVOLUCIÓN Y LOS CAMBIOS OBSERVADOS
Si comparo mi hogar con el de mis tatarabuelos, el cambio es radical. La electricidad y la tecnología ausente en su vida, son indispensables en la mía, haciéndola más cómoda y agradable.
Los materiales utilizados en la época de mis tatarabuelos eran muy limitados: hierro, cobre, anea, madera, latón… Actualmente los materiales utilizados son distintos y muy variados. El plástico y sus derivados se imponen. 
La forma de fabricar los objetos era también muy distinta. Eran artesanos (herreros, carpinteros, alfareros…) los que los elaboraban a mano con una producción reducida. Actualmente, la industria se ocupa de fabricarlos en cadena, abaratándolos. Podemos comprarlos en muchos establecimientos e incluso on-line, internet, que llega a casi todos los lugares. En la época de mis tatarabuelos, eran vendedores ambulantes los que cada cierto tiempo iban a los pueblos a vender sus productos. Se desplazaban en caballerías y carros.
No había seguros por si se perdía la cosecha ni ayudas ni subvenciones del Estado como ahora. En la actualidad, el sector económico principal es el terciario, servicios, que entonces era prácticamente inexistente. En el sector primario trabajan tan solo un 4% de la población y la agricultura está muy mecanizada. 
Esta investigación me ha hecho consciente de los importantes cambios habidos en todos los niveles: demográfico, social, económico y político desde la época de mis tatarabuelos hasta la actual. Me ha sorprendido y me ha hecho valorar y apreciar más lo que tenemos en el 2014. 
Esta investigación también me ha servido para conocer más sobre mí a través de mi historia familiar. Mis abuelos se han sentido felices de poder ayudarme y contarme sus historias, así como recordar a sus abuelos. Me han sorprendido los” tesoros” familiares, en especial, esa fuente que he logrado datar en 1898 a través de su marca. 
Por último, este trabajo me ha hecho consciente de que la Historia no es solo una asignatura sino que nosotros mismos somos Historia y la hacemos día a día. Espero que dentro de unos años, alguno de mis descendientes haga una investigación como esta y se sorprenda, como yo lo he hecho, de cómo era mi vida y la sociedad en la que vivía. Para ayudarles voy a ir guardando algunas “cosas” que hasta ahora había ido tirando a la basura porque eran viejas y se habían pasado de moda. También espero que su sociedad y su vida sean mejores que la mía, lo que indicaría que nuestro mundo ha evolucionado en sentido positivo.
Felipe Cabañas Civera

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